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martes, 11 de junio de 2013

PEDRITO Y LA ARDILLA



Cierta mañana en que la mamá estaba plantando pensamientos, salió Pedrito y le dijo:
–Voy a ir al bosque a darles maní a las ardillas.
–Muy bien – repuso la mamá y siguió plantando.
Pedrito se fue con el maní en el bolsillo; bajó la colina, pasó por la laguna y llegó al bosque, pero no encontró ninguna ardilla.
–Ardillitas, tengo tres maníes para ustedes.. Pero ninguna se acercó.
Siguió andando hasta que llegó a la mitad del bosque. Todo estaba muy tranquilo; fuera de Pedrito, no había nadie. Parecía que todos los animalitos estaban dormidos. De repente oyó un ruido. Era el viento que jugaba con los árboles; el agua del arroyo que jugaba con las piedras..¡nada más!.
De repente frente a él... «plop», miró y vio a una ardillita de color gris que había bajado de un árbol. Se colocó delante de Pedrito y, sentada sobre sus patitas traseras, lo miraba con sus brillantes ojos negros.
–¡Por fin llegaste, ardillita! Te he traído tres maníes.
Sacó de su bolsillo un maní y se lo pasó a la ardilla que lo cogió con sus patas delanteras, lo abrió y se lo comió. Pedrito le lanzó el segundo, y se lo comió de la misma manera. Después de un rato le ofreció un tercero, que la ardilla tragó con mucha rapidez.
–Este es mi último maní- dijo Pedrito, no tengo más.
Pedrito puso su mano en el bolsillo para indicarle que ya no le quedaba más, pero la ardillita no podía comprender lo que Pedrito quería decirle, pensó que Pedrito ponía las manos en el bolsillo para sacar más maní y por eso esperó. Cuando se cansó de esperar saltó hacia Pedrito para decirle que quería más.
¿Y qué creen ustedes? Pedrito tampoco comprendió lo que el animal quería. Asustado, corrió a la casa, seguido de cerca por la asustada ardilla, que creía que se arrancaba con el maní.
–¡Mamá! ¡mamá! – grito Pedrito – ¡La ardilla me alcanza!
La mamá apareció entre los pensamientos y vio a Pedrito corriendo muy ligero, seguido de la ardilla.
–¡Es una ardilla muy grande, mamá!- gritó Pedrito- ¡Oh , me alcanza!- añadió, muy asustado.
La mamá corrió hacía él y lo tomó en sus brazos, diciéndole:
–No te asustes Pedrito; date vuelta y mira.
Pedrito se calmó y , mirando hacia atrás, vio a la ardillita que, parada en sus patitas, pedía más maní.
La mamá riéndose le preguntó:
-¿Es una ardilla grande?
Y Pedrito miró y miró, muy extrañado, le contestó:
 –Si es sólo una ardilla chiquitita–

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