(Los animales de una granja se han rebelado contra los seres humanos y han conseguido tomar el poder.)
Los animales tomaron el desayuno, y luego Snowball y Napoleón los reunieron a todos otra vez.
–Camaradas –dijo Snowball–, son las seis y media y tenemos un largo día ante nosotros. Hoy debemos comenzar la cosecha del heno. Pero hay otro asunto que debemos resolver primero.
Los cerdos revelaron entonces que, durante los últimos tres meses, habían aprendido a leer y escribir mediante un libro elemental que había sido de los chicos del señor Jones y que, después, fue tirado a la basura. Napoleón mandó traer unos botes de pintura blanca y negra y los llevó hasta el portón que daba al camino principal. Luego Snowball (que era el que mejor escribía) tomó un pincel entre los dos nudillos de su pata delantera, tachó “Granja Manor” de la traviesa superior del portón y en su lugar pintó “Granja Animal”. Ese iba ser, de ahora en adelante, el nombre de la granja. Después volvieron a los edificios, donde Snowball y Napoleón mandaron traer una escalera que hicieron colocar contra la pared; trasera del granero principal. Entonces explicaron que, mediante sus estudios de los últimos tres meses, habían logrado reducir los principios del Animalismo a siete mandamientos.
Esos siete mandamientos serían inscritos en la pared, formarían una ley inalterable por la cual deberían regirse en adelante todos los animales de la “Granja Animal”.
Con cierta dificultad (porque no es fácil para un cerdo mantener el equilibrio sobre una escalera), Snowball trepó y puso manos a la obra con la ayuda de Squealer, que, unos peldaños más abajo, le sostenía el bote de pintura. Los mandamientos fueron escritos sobre la pared alquitranada con letras blancas y tan grandes que podían leerse a treinta yardas de distancia. La inscripción decía así:
LOS SIETE MANDAMIENTOS
1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas o tiene alas es un amigo.
3. Ningún animal usará ropa.
4. Ningún animal dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá alcohol.
6. Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales.
Estaba escrito muy claramente y, exceptuando que donde debía decir “amigo” se leía “imago” y que una
de las “S” estaba al revés, la redacción era correcta.
Snowball lo leyó en voz alta para los demás. Todos los animales asintieron con una inclinación de
cabeza demostrando su total conformidad y los más inteligentes empezaron en seguida a aprenderse de
memoria los mandamientos.
GEORGE ORWELLLos animales tomaron el desayuno, y luego Snowball y Napoleón los reunieron a todos otra vez.
–Camaradas –dijo Snowball–, son las seis y media y tenemos un largo día ante nosotros. Hoy debemos comenzar la cosecha del heno. Pero hay otro asunto que debemos resolver primero.
Los cerdos revelaron entonces que, durante los últimos tres meses, habían aprendido a leer y escribir mediante un libro elemental que había sido de los chicos del señor Jones y que, después, fue tirado a la basura. Napoleón mandó traer unos botes de pintura blanca y negra y los llevó hasta el portón que daba al camino principal. Luego Snowball (que era el que mejor escribía) tomó un pincel entre los dos nudillos de su pata delantera, tachó “Granja Manor” de la traviesa superior del portón y en su lugar pintó “Granja Animal”. Ese iba ser, de ahora en adelante, el nombre de la granja. Después volvieron a los edificios, donde Snowball y Napoleón mandaron traer una escalera que hicieron colocar contra la pared; trasera del granero principal. Entonces explicaron que, mediante sus estudios de los últimos tres meses, habían logrado reducir los principios del Animalismo a siete mandamientos.
Esos siete mandamientos serían inscritos en la pared, formarían una ley inalterable por la cual deberían regirse en adelante todos los animales de la “Granja Animal”.
Con cierta dificultad (porque no es fácil para un cerdo mantener el equilibrio sobre una escalera), Snowball trepó y puso manos a la obra con la ayuda de Squealer, que, unos peldaños más abajo, le sostenía el bote de pintura. Los mandamientos fueron escritos sobre la pared alquitranada con letras blancas y tan grandes que podían leerse a treinta yardas de distancia. La inscripción decía así:
LOS SIETE MANDAMIENTOS
1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas o tiene alas es un amigo.
3. Ningún animal usará ropa.
4. Ningún animal dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá alcohol.
6. Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales.
Estaba escrito muy claramente y, exceptuando que donde debía decir “amigo” se leía “imago” y que una
de las “S” estaba al revés, la redacción era correcta.
Snowball lo leyó en voz alta para los demás. Todos los animales asintieron con una inclinación de
cabeza demostrando su total conformidad y los más inteligentes empezaron en seguida a aprenderse de
memoria los mandamientos.
Rebelión en la granja
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